También
denominadas puntos blandos o molleras, Al momento del nacimiento, los huesos no
están unidos de una manera firme, lo cual permite que la cabeza cambie de forma
para ayudarla a atravesar la vía del parto. El crecimiento de los huesos de la cabeza de
un recién nacido todavía no ha finalizado por consiguiente las tendrá hasta que todos los huesos de la
cabeza se hayan unido, lo que sucede entre el 6º y el 18º mes de vida. Hay una
fontanela delantera prácticamente en medio de la cabeza, una trasera y dos
laterales.
Estas
partes blandas le dan espacio al cerebro para que pueda seguir creciendo y la
cabeza mantener la forma redonda. El cerebro está protegido por las meninges
blandas y duras de la cabeza además del cráneo, por eso no suele sufrir daño, a
no ser que se ejerza presión directa sobre él. Aun así, hay que tener cuidado,
aunque no debes tener temor de tocar las fontanelas ni de limpiarlas. En
ocasiones se forman sobre ellas unas pequeñas costras, que hay que retirarlas y
haciéndolo suavemente, no pasa nada.
Las
fontanelas deben sentirse firmes y ligeramente cóncavas al tacto. Cuando el
niño está llorando, acostado o vomitando, las fontanelas pueden lucir
momentáneamente protegidas, pero luego se deben normalizar cuando el niño está
en una posición calmada y con su cabeza erguida.
De todas maneras, para asegurarte de que tu pequeño
va a tener la fontanela anterior cerrada cuando cumpla los 18 meses, hay varios
hábitos de vida muy sanos que puedes poner en práctica:
- Asegúrate de que lleva una dieta rica en calcio, ya que este mineral es imprescindible para el perfecto desarrollo de los huesos. Además de los lácteos que habitualmente forman parte de su alimentación.
- Procura que tu hijo juegue un rato al aire libre todos los días (ponle protección solar, incluso aunque el día esté nublado).
- El ejercicio físico favorece el desarrollo óseo y la luz del sol (ojo, no éste directamente) ayuda a generar y a sintetizar la vitamina D, que es la que fija el calcio a los huesos.
- Pregunta al pediatra si cree oportuno que tu hijo tome un complejo vitamínico que complete su dieta.
En
caso de que la fontanela esté abombada o hundida, deberías informar al médico
pediatra, porque podría significar que el niño tiene algún problema, como una
infección grave (abombada) o falta de líquido (deshidratación) en el caso de
estar hundida.
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