La fascia rodea todos los componentes del cuerpo humano,
dando forma, sostén y protección. El sistema facial del organismo forma una
ininterrumpida red que controla todos los componentes de nuestro cuerpo.
La fascia puede afectarse por un traumatismo directo, por
sobrecarga, por posturas viciosas o una inmovilidad prolongada (escayolas), por
una menstruación dolorosa así como por emociones, estrés…
Las funciones de la fascia son
múltiples:
- Dar forma a las estructuras que envuelve.
- Organizar y separar, dando autonomía a cada músculo o víscera.
- Proteger la estructura que envuelve.
- Vehiculizar estructuras vasculares, linfáticas y nerviosas.
- Permitir el deslizamiento de músculos y vísceras para su correcta movilidad.
- Establecer relaciones espaciales.
- Transmitir el movimiento.
- Formar adherencias y tejido de cicatrización.
La inducción miofascial es una técnica de evaluación y
tratamiento donde se utilizan movimientos tridimensionales y presiones
sostenidas en todo el sistema de la fascia para eliminar sus restricciones.
Tiene como objetivo devolver la función y eliminar el dolor.
Está indicada por fisioterapeutas en casos de lumbalgias,
cervicalgias, dorsalgias, latigazo cervical, cefaleas de origen mecánico,
tendinitis, síndrome del túnel del carpo, hombro doloroso, tratamientos
postquirúrgicos, cicatrices, disfunciones de la ATM, escoliosis, en casos de
fibromialgia… obteniéndose resultados muy satisfactorios.
El proceso de cicatrización es la forma en que el cuerpo sana
y reemplaza la piel perdida o dañada. La fisioterapia es una ayuda importante
en el tratamiento de las cicatrices: ya sea el resultado de una cesárea como
una cicatriz queloide o hipertrófica, estimula la circulación sanguínea desde
el interior al exterior del cuerpo. Este efecto es muy valioso en el
tratamiento de la regeneración cutánea, ya que permite incrementar la cantidad
de oxígeno que llega a las células epiteliales que se han visto agredidas por
el trauma. La mejora de las condiciones biológicas estimulan el proceso natural
de regeneración celular, acelerando la consolidación de tejido sano y
reduciendo el tamaño de la cicatriz queloide. Los resultados están relacionados
con el tipo de cicatriz, así como la edad del paciente, siendo visibles dentro
de las diez primeras sesiones.
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