Las escaras son
lesiones ocasionadas por deficiente circulación sanguínea en zonas determinadas
del organismo, mismas que, debido a falta de movilidad, sostienen gran parte
del peso corporal durante largos periodos de tiempo. Por ello, los grupos más
vulnerables son individuos convalecientes o que permanecen inmóviles en cama,
así como usuarios de sillas de ruedas y personas de la tercera edad.
Habitualmente las escaras causan cierto dolor y comezón poco
antes de formarse, pero en el caso de las personas con sensibilidad afectada se
pueden desarrollar heridas muy graves y profundas sin que lo noten; este hecho
llega a ser muy alarmante debido a que puede presentarse un proceso infeccioso
ocasionado por bacterias oportunistas, el cual retrasa la curación e incluso
puede constituir una amenaza mortal cuando la lesión es muy profunda.
El mayor riesgo de
estas molestas heridas radica en que pueden infectarse, entorpecer y prolongar
periodos de atención hospitalaria e incluso amenazar la vida del paciente. Por
fortuna, la mayoría de las escaras pueden evitarse a través de medidas de
prevención concretas.
Las úlceras por presión se clasifican de acuerdo a sus posibles grados de
evolución en los siguientes tipos o grados:
- Uno. La lesión no está formada realmente, pero la piel luce enrojecida.
- Dos. Los tejidos se inflaman, endurecen y se vuelven oscuros (escaras); muchas veces se forman ampollas y comienza la destrucción de la epidermis
- Tres. La úlcera se abre y dejan expuestas las capas más profundas de la piel.
- Cuatro. La herida se extiende profundamente a través de la piel y la grasa hasta el músculo.
- Cinco. El mismo músculo queda destruido.
- Seis. Es el más profundo de los estadios de úlcera por presión; se observa incluso el hueso, dañado y a veces infectado.
La aparición de escaras puede prevenirse mediante intensiva
atención al paciente, lo que implica la participación de asistentes y
familiares, además de enfermeras. La cuidadosa inspección diaria de la piel de
las personas que permanecen en cama o utilizan silla de ruedas permite detectar
el enrojecimiento inicial, mismo que es el indicador de que se requiere de
acción inmediata para evitar la ruptura de tejidos. Se debe ser especialmente
cuidadoso en las zonas que reciben mayor peso y que son presionadas por huesos,
como caderas, parte inferior de los glúteos, base de la columna vertebral y
talones.
Quienes no pueden
moverse por sí solos deben ser cambiados de posición con frecuencia, de modo
que en ocasiones queden recostados de lado y otras boca arriba, de acuerdo a
las recomendaciones del médico; lo habitual es hacerlo cada 2 horas y mantener
la piel del paciente limpia y seca.
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