Cuando una persona no puede respirar por la nariz sustituye la respiración
nasal por la bucal, desequilibrando todo el sistema maxilo/ faringo bucal y con
ello, si la respiración bucal persiste,
empiezan las alteraciones de la postura:
Mandíbula: Desequilibrio mandibular. Involucra la
cabeza, que se coloca adelantada y hacia abajo, toda la columna e incluso la
planta de los pies.
Lengua: Mal posicionamiento lingual y sus consecuencias.
Y el otro punto crucial es la lengua, o mejor dicho la posición baja que adopta
durante la respiración bucal.
Oído: Algunos respiradores orales pueden llegar
a padecer Hipoacusias de diversa gravedad.
-Alteraciones por disfunción respiratoria y deglutoria.
El hecho de tener que compartir la misma vía para
la respiración y para la deglución hace que los alimentos sean rápida e
incompletamente masticados. Esto trae como consecuencia que el trabajo que debe
realizar el estómago sea mayor que en un respirador nasal, pues los alimentos tuvieron
un contacto escaso con la saliva.
-Anormalidades de crecimiento Orofacial.
-Mala oclusión de Dental.
-Anormalidades de Lenguaje. ATENCIÓN
PADRES DE FAMILIA.
-Infecciones Recurrentes.
-Masticación ineficaz, que pueden traer como consecuencia problemas
digestivos y atragantamientos por la incoordinación de la respiración con la
masticación. Esto se refleja notablemente en adultos mayores.
-Halitosis y disminución de los sentidos del olfato y del gusto.
-Mayor incidencia de caries.
− Alteración del sueño, ronquidos, babeo nocturno, insomnio, expresión
facial triste.
− Problemas de apetito, alteraciones gástricas, sed continua,
atragantamientos, palidez, inapetencia, pérdida de peso con desarrollo físico
alterado.
− Menor rendimiento físico, incoordinación global, con cansancio frecuente.
− Agitación, ansiedad, impaciencia, impulsividad, desanimo.
− Dificultades de atención y concentración, generando dificultades