Los cambios de temperatura o las precipitaciones son una de las causas que
hacen sentir dolor en los huesos, sobre todo en las articulaciones de mayor
carga y extremidades, como la rodilla y cadera. Por ello, es importante reducir
las molestias ocasionadas, sobre todo en cambios estacionales aumentando la
temperatura corporal con actividad física (caminatas, trotar, correr, nadar).
Siempre se ha atribuido el dolor de huesos a la humedad o a factores
ambientales. Sin embargo, detrás de este tipo de dolencias, se encuentran otras
como las patologías asociadas al reuma o a la artritis, artrosis, tendinitis,
cervicalgia, lumbalgia o síndrome fibromiálgico que por ser estos lugares anatómicos
inestables el dolor aumenta en personas con deficiencia de algún elemento bioquímico
(colágeno, colesterol bueno, adecuada hidratación).
Pero más allá de todos los consejos que se pueden escuchar, existen algunas
pautas básicas como: mantener un peso saludable, hacer actividad física y
aumentar el consumo de frutas y verduras (fibras) favorece notablemente el
estado de salud general. Se puede recomendar la fisioterapia para los músculos
y la rehabilitación de la articulación sobretodo en personas que practican
deporte y aun no tienen los estiramientos y ejercicios localizados indicados
para su estado físico tengan o no dolor.