El insomnio es un
trastorno del sueño que consiste en la incapacidad o dificultad para dormir, ya
sea por que cueste conciliar el sueño o porque se da un acortamiento del sueño.
Esto produce cansancio y afecta a la vida diaria de las personas que lo
padecen.
El insomnio puede
tener orígenes diversos:
- Situaciones generadoras de estrés temporal o crónico, debido a problemas o preocupaciones laborales, familiares, económicas, etc.
- Hábitos irregulares del sueño, así como cambios frecuentes de horarios a la hora de irse a dormir o de levantarse.
- Malos hábitos alimenticios (cenas copiosas, irse a la cama con hambre);
- Consumo de sustancias excitantes del sistema nervioso (té, café, alcohol, bebidas con cola, tabaco y cualquier otra que provoque dependencia física o por lo menos psicológica).
- Tras intervenciones quirúrgicas (las patologías orgánicas que vienen acompañadas de dolor suelen ser causantes de dificultades para dormir).
- Trastorno de estrés post-traumático: después de algún accidente, de un golpe, de un traumatismo o de alguna otra situación estresante (generalmente intensa y repentina) es posible que el individuo tenga dificultades leves o graves para descansar.
- Estados de ansiedad excesiva.
Las quejas o
síntomas más comunes de las personas con insomnio son:
- Dificultad para quedarse dormido en la mayoría de las noches.
- Sentirse cansado o quedarse dormido durante el día.
- No sentirse renovado al despertar.
- Despertar varias veces durante el sueño.
El método de
relajación de Jacobson sugerido por fisioterapeutas se utiliza para propiciar
el sueño, nos enseña a reducir la tensión muscular y por lo tanto propicia la
desactivación fisiológica; su objetivo es reducir la ansiedad y el estrés en el
momento de irse a dormir.
Por ejemplo, puedes sentarte en una silla, sacarte los zapatos, apoyarte
correctamente en ella (idealmente una silla con apoyo de los brazos) y
concentrarte en un grupo muscular que quieras relajar. Debes tensionar esos
músculos por 7 a 10 segundos y relajarlos completamente. Sigues relajando todo
tu cuerpo durante 15 segundos y vas a concentrarte en tensionar otro grupo
muscular por otros 7 a 10 segundos. De esta manera, combinarás el efecto
psicológico de la relajación con el efecto físico de la tensión muscular.
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