Cuando los bebés empiezan a caminar suelen llevar todavía
zapatillas de suela blanda (sin suela, vamos), nada recomendables para caminar
porque podrían resbalar. Lo ideal si están en casa es que no lleven
zapatillas ni zapatos, que vayan descalzos (si es que no hace mucho
frío), porque el pie está diseñado para ello (por eso tiene tantísimos huesos
que permiten una adaptación al terreno) y porque como están aprendiendo, cuanta
más sensibilidad tengan mejor.
Cuando van a salir a la calle lo ideal es comprar unas zapatillas
o zapatos con una suela bien moldeable, que se pueda doblar bien,
para que permita al zapato seguir los movimientos del pie. Si la suela es
demasiado dura y no se dobla al caminar lo más probable es que estén muy incómodos
y que incluso se caigan más a menudo.
Consejos para escoger el calzado adecuado
- La caña debe ser blanda y envolver con suavidad el cuello del pie, no ofreciendo ningún obstáculo al movimiento.
- A nivel de la zona posterior del talón deberá tener un contrafuerte sólido.
- La puntera será alta de manera que no impida el movimiento de los dedos.
- La suela debe ser flexible tanto como para doblarla sin dificultad y lo bastante gruesa como para poder amortiguar las limitaciones del terreno.
- El calzado deberá ser siempre de piel, jamás de material sintético.
- Forrado y acolchado por dentro, sin costuras sobresalientes que puedan provocar alguna herida.
- Suela de goma antideslizante para evitar caídas. En esta etapa es muy importante que el calzado ofrezca protección, adherencia y agarre. Los bebés se sentirán más seguros para dar sus primeros pasitos.
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