La hiperactividad es un
trastorno de la conducta en el que los niños desarrollan una gran actividad
motora, están en continuo movimiento, sin que exista un motivo particular para
ello. Sin embargo, lo que causa mayores inconvenientes es el déficit de atención
que acarrea, pues resulta más difícil de tratar que el exceso de movilidad.
Para reconocer los síntomas de la hiperactividad
en niños es necesario ante todo no confundir a los niños
caprichosos o rebeldes como hiperactivos; la mayoría de estos casos son simples
problemas de disciplina. Entre los 2 a los 3 años, los síntomas de hiperactividad en bebés que
pueden presentarse tienen que ver con una inmadurez en su lenguaje expresivo.
Estos niños pueden tener una actividad motora excesiva, aunque tienen una baja
conciencia del peligro, lo que los enfrenta a muchos accidentes. La impaciencia es otro de los síntomas de
hiperactividad en los niños. La dificultad para obedecer órdenes o seguir patrones de conducta es uno
de los síntomas más comunes que primero descubren padres y docentes. Resulta
necesario esperar que el niño haya cumplido al menos 4 años para poder
diagnosticar correctamente la hiperactividad.
Algunas ejercicios a realizar que nos brindan los fisioterapeutas son:
- Ejercicios para desarrollar las capacidades físicas condicionales (fuerza, rapidez y resistencia).
- Ejercicios para desarrollar las capacidades físicas coordinativas (equilibrio, coordinación, ritmo y orientación espacial).
- Ejercicios para el desarrollo de la motricidad fina.
- Ejercicios respiratorios.
- Ejercicios para desarrollar la concentración de la atención.
- Ejercicios de relajación.
- Ejercicios para desarrollar la agilidad mental.
Es muy importante cuidar el
entorno del pequeño así como el modo de tratarlo, ya que los síntomas de la
hiperactividad pueden agravarse si se vive en condiciones ambientales adversas.
Por ello es importante:
- La cooperación entre educadores y padres, trabajando conjuntamente con otros profesionales como médicos, psicólogos, terapeutas de lenguaje, fisioterapeutas, educadores especiales, etc.
- Saber cuál es el comportamiento normal del niño, según su edad.
- Si los papás establecen unas normas es muy importante que se hagan explícitas, es decir, que el niño sepa exactamente qué es lo que se espera de él.
- Intentar conservar la calma, aunque la situación sea tensa.
- Los castigos han de tener una duración limitada. No es útil prolongarlos ya que pueden causar ansiedad en el pequeño.
- Conseguir pequeñas metas. Es más razonable ir paso a paso y valorar los pequeños avances del niño.
- Establecer unos hábitos regulares y unos horarios estables de comida, sueño, etc.
- Buscar las conductas positivas. La mayoría de padres tiende a prestar mayor atención a las conductas negativas de sus hijos, porque son las que molestan y llaman la atención.
- Si hay más hermanos, es frecuente que los papás se sientan culpables por prestar menos atención al hermanito más tranquilo. Por ello, es aconsejable buscar un tiempo para dedicarlo plenamente al otro hermano.
- Aprender a controlar la conducta del niño.
Servicio de Terapia Fisica y Rehabilitacion - Fisiopersonal
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