La
displasia de cadera o displasia evolutiva del desarrollo de la cadera (DDC) es
el desarrollo anormal de la unión que hay entre la cabeza del fémur (hueso del
muslo) y la cavidad de la cadera donde encaja. Como consecuencia se produce un
desplazamiento de la cabeza del fémur hacia fuera. Esta enfermedad se presenta
en 3-5 de cada 1000 recién nacidos. Afecta más a las niñas.
No
se sabe su causa. Se ha asociado con: la falta de fuerza de los ligamentos
inducida por las hormonas maternas; escasez de líquido amniótico durante el
embarazo; mala postura del feto en el útero materno; carácter hereditario, etc.
El diagnóstico precoz es fundamental para un tratamiento
correcto antes de que el niño empiece a andar. Será el pediatra el que lo
diagnostique desde la sala de parto y en los sucesivos controles del niño. En
cada revisión se explorará de manera minuciosa las caderas, valorando el
movimiento espontáneo de las piernas, la longitud de las mismas y la asimetría
de los pliegues.
El
tratamiento depende del momento del diagnóstico de la DDC y de su gravedad. A los bebés con grados leves de
displasia generalmente les ponen unos aparatos llamados arnéses pélvicos; A los bebés con
grados más severos de displasia, como una luxación de cadera, generalmente los
tratan con yesos alrededor de la cintura y la pelvis, y si esto no funcione,
los deben intervenir quirúrgicamente para tratarlos. Los fisioterapeutas
realizarán el tratamiento indicado según el grado que tenga.
También se enseñara a los padres ejercicios especiales para que practiquen
con su hijo durante el tiempo en que usen las férulas, y después de acabado el
tratamiento conservador o quirúrgico según indicado por el
médico.
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