El tendón de Aquiles
se encuentra en la parte posterior del pie, justo encima del talón. Conecta el talón
con los dos músculos de la pantorrilla y ayuda a nuestros pies a avanzar hacia
delante cada vez que damos un paso. Si el tendón se hincha o se irrita debido a
su uso excesivo, se puede desarrollar una afección dolorosa denominada
tendinitis de Aquiles. Si se deja sin tratar, puede convertirse en una afección
crónica que acaba imposibilitando la marcha o la rutura del tendón de Aquiles.
La tendinitis de
Aquiles es una lesión muy frecuente entre los corredores, jugadores de
baloncesto, bailarines, personas que someten a sus pies a tensiones fuertes y
repetidas, deportistas que necesitan potencia para saltar, etc. Puede ser muy
dolorosa.
La mayoría de los
casos de tendinitis de Aquiles empiezan lentamente, con muy poco dolor, y luego
van empeorando con el paso del tiempo. Entre los síntomas más frecuentes, se
incluyen los siguientes:
- Molestia o dolor leve
por encima del talón y la parte inferior de la pierna, sobre todo después de
correr o de hacer otro tipo de actividad física.
- El dolor empeora al
participar en ejercicios intensos o prolongados.
- Rigidez y sensibilidad inusual al tacto o presión.
- Hinchazón (edema) o nódulos duros de tejido en el tendón de Aquiles.
- Sonido similar al crujido o chasquido al mover el tobillo o al apretar el tendón de Aquiles.
- Debilidad en la pierna afectada.
- Rigidez y sensibilidad inusual al tacto o presión.
- Hinchazón (edema) o nódulos duros de tejido en el tendón de Aquiles.
- Sonido similar al crujido o chasquido al mover el tobillo o al apretar el tendón de Aquiles.
- Debilidad en la pierna afectada.
El tratamiento fisioterapéutico
a seguir será:
- Dejar de practicar la actividad que te ha provocado la lesion por la cantidad de dias que indique el terapeuta.
- Utilizar la siguiente formula en cuatro pasos: descanso, hielo, comprensión y elevación.
- Realizar ejercicios de estiramiento a los músculos de tobillos y pantorrillas.
La mayoría de casos
de tendinitis de Aquiles mejoran por si solos con reposo y tratamientos
fisioterapéuticos.
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